Real Madrid y Dallas Mavericks brindan por Luka Doncic

10.10.2023

Solo fueron cinco minutos en la pista, un recorte en la actuación prevista por culpa de una distensión en el gemelo izquierdo, pero suficientes para que Luka Doncic hiciera suya la noche en su vuelta a casa en el encuentro entre el Real Madrid y Dallas Mavericks que servía de pretemporada de la NBA y de homenaje al hijo pródigo. Y que conquistaron los blancos con otra remontada marca de la casa: 127-123.

El astro esloveno volvió a pisar la cancha en la que se forjó como la gran estrella que hoy brilla en la meca del baloncesto. Entre 2015 y 2018, un jugador con cara de niño e instinto asesino coleccionó algunas de las espectaculares actuaciones que en los años siguientes ha repetido en la Liga estadounidense. Doncic escribió su historia de blanco durante 216 partidos y levantó siete títulos, y sobre todo dejó una conexión con la afición, el equipo y el club que se ha fortalecido incluso con la distancia y el paso del tiempo.

Una riada de aficionados con la camiseta del antiguo 7 del Madrid o del actual 77 de los Dallas decoró un WiZink Center a rebosar: 12.763 espectadores. Antes del encuentro, el videomarcador repasó algunas de las mejores jugadas del ídolo con la equipación madridista, y desde la megafonía atronó su nombre antes de que el protagonista tomara el micrófono con alguna lágrima asomando. "No sé qué decir. Es un día muy especial para mí. Muchas gracias a todos", expresó. En los asientos de la cancha reposaban pancartas con un mensaje: "Luka Doncic, el Real Madrid siempre será tu casa". Y segundos antes de que comenzara a botar el balón, el presidente Florentino Pérez condecoró al Niño Maravilla con la insignia de oro y brillantes del club.

El renqueante Doncic fue titular en el conjunto de Jason Kidd, emparejado con el capitán Sergio Llull. Fue un reencuentro de amigos que se picaron en un divertido intercambio de triples. Anotó el español en la primera acción, se la devolvió el esloveno en la siguiente jugada, pero el balear es un iluminado y clavó dos bingos seguidos más desde el perímetro. Doncic caminaba por la pista, dolorido, aunque le sobraba muñeca para seguir con el festival de lanzamientos. Tres para Doncic, tres para Llull, y cuando Rudy dio el relevo a su compañero también se unió al carrusel. Entre los tres amigos cruzaban risas y guiños de complicidad. El concurso de canastas mezclaba el espectáculo con la competitividad de quienes odian perder y se han retroalimentado entre sí.

Apenas habían pasado cinco minutos (4m 59s) cuando el genio se sentó en el banquillo. "He insistido para jugar. No puedo dejar que la gente no me vea esta noche", había comentado. La retirada de Doncic fue el mensaje de que comenzaba otro tipo de partido, ya sin un homenajeado en la pista a quien además no se podía apretar mucho por miedo a empeorar la lesión. El primer cuarto fue una sucesión de ataques sin freno y defensas permisivas: 38-37, ocho triples de los locales y siete de los visitantes. Y durante la primera pausa, otro homenaje: Doncic recibió de manos de Felipe Reyes una réplica de la décima Copa de Europa de la sección, conquistada en 2018 con el esloveno como MVP de la temporada y de la Final Four.

El Madrid mantuvo el voltaje a base de rotaciones. Era una noche para alinear a promesas como Hugo González, Diagne y Ndiaye. Los Mavericks engrasaban una maquinaria en la que tampoco estaba Kyrie Irving, también lesionado, pero que afinaba Tim Hardaway Jr: 65-71 en el descanso. La franquicia de la NBA demostró entonces por qué vive en otro planeta: juega a otra velocidad al baloncesto y con otro despliegue físico. Pero tras el 90-99 al final del tercer cuarto, el habitual arreón blanco coincidió con una alineación de actores de reparto, reservas de los reservas, en los Mavericks, y se consumó la remontada. Era la tercera vez en la historia que el Madrid vencía a un equipo de la NBA, tras Raptors y Oklahoma, en nueve citas. Fue la guinda. ¡Luka, Luka!, gritaba el pabellón. Era la noche del Niño Maravilla.